
Luchadores de dambe nigerianos conquistan al público con amuletos y talismanes

Para los combatientes de dambe, un deporte tradicional de lucha del norte de Nigeria, los primeros golpes se han de dar antes de salir de casa.
Los luchadores usan talismanes y amuletos, tiñen sus puños o incluso se hacen cortes con una navaja en el brazo, para aplicar remedios tradicionales en las heridas antes de que cicatricen. De este modo buscan protegerse en el ring o conseguir asestar el golpe decisivo.
Eso y las oraciones de los "mallams", o guías espirituales, los hacen imparables en sus combates contra rivales nigerianos y extranjeros.
El sábado empezó en Abuya, la capital de Nigeria, el Dambe World Series, cuyas raíces se remontan siglos en el oeste africano.
"En lugar de tratar de occidentalizarlo o en lugar de intentar convertirlo en otra cosa, nuestra meta es profesionalizarlo", indicó Maxwell Kalu, fundador del Campeonato de Lucha de África Occidental (WAFC, por sus siglas en inglés), que organiza el torneo.
Entre otros objetivos, los organizadores buscan "abrir la puerta para invitar a otros a competir en Nigeria".
El torneo se celebra en el estadio nacional y se transmite por el servicio británico de streaming DAZN, en contraste con los primeros años del dambe, en el siglo X, cuando eran los carniceros de la etnia Hausa quienes organizaban los campeonatos.
"Es un gran momento, estoy muy feliz", declaró Abdullahi 'Coronavirus' Ali, de 20 años, quien combate desde su niñez. "El público crece cada día".
Coronavirus, cuyo apodo se deriva de sus feroces golpes, habló con la AFP mientras dos luchadores aficionados entrenaban en el cuadrilátero a su espalda en Dei Dei, un barrio obrero de Abuya.
En lugar de guantes, los combatientes de dambe tienen un puño envuelto en cuerda. Con esa mano dan los golpes y con la otra, extendiendo el brazo, miden el espacio que los separa de su rival, paran los golpes o agarran al contrincante, antes de asestar puñetazos.
Entre golpe y golpe, un combatiente perdió el equilibrio y cayó. Quedó "muerto", y el round terminó.
- Expansión -
El dambe parecía destinado a permanecer confinado a sitios como Dei Dei, cuando las élites de Abuya abrían el camino para rascacielos modernos y carreteras.
Pero el gobierno se fue interesando poco a poco en promover el deporte, así como grupos privados como el WAFC.
Con la aparición de YouTube e Instagram, el dambe tiene ahora seguidores en todo el mundo, y un promotor dijo en 2017 a la BBC que el 60% de su público viene de fuera de Nigeria.
Dentro de Nigeria, su popularidad también ha crecido.
En 2018, una pelea de dambe en la ciudad sureña de Lagos atrajo espectadores curiosos, deseos de conocer un deporte que tiene a la mayor parte de sus seguidores en el norte del país.
La profesionalización también brinda la oportunidad de crear normas de seguridad y salarios estables para un deporte falto de regularización.
"Si me caso, no permitiré que mis hijos lo practiquen", afirmó Usman Abubakar, de 20 años, con su brazo lleno de cicatrices de talismanes, al recordar una lesión en el pecho que lo dejó fuera de combate por dos años.
- Todos bienvenidos -
La noche del sábado, los combatientes lucharon por representar a Nigeria en un torneo internacional.
"Coronavirus" y su rival danzaron uno frente al otro, con la piel bien brillante a causa del sudor, en busca de una oportunidad para asestar el mejor golpe, uno que haga que el público se ponga en pie.
"Da un poco de miedo pero lo disfruto", comentó Joy Beatrice, una agente forestal de 30 años que estaba en la gradería.
El año pasado, con apoyo del WAFC, el británico Luke Leyland viajó desde Liverpool para disputar una pelea de dambe, al parecer fue el primer blanco en hacerlo.
Según un medio local, quedó "destruido", pero al menos pudo hacer un documental en el que cuenta su experiencia.
A los luchadores nigerianos les gusta la idea de combatir contra extranjeros.
"Coronavirus", Abubakar y un tercer combatiente, Anas Hamisu, se mostraron emocionados ante la posibilidad de que otros adopten su deporte.
Pero los tres hicieron el mismo pronóstico: los nigerianos ganarían.
X.Villanueva--HdM